Ciudad Obregón, Sonora. Jesús Manuel N., de 34 años y mejor conocido como “el Rábano”, se convirtió en la envidia de cualquier empleado: cobró puntualmente su sueldo durante 2 años, 1 mes y 15 días, además de utilidades, fondo de ahorro, aguinaldo… y hasta rifas de posadas, sin trabajar un solo día.
El truco fue sencillo: dejó su credencial de la empresa a un grupo de amigos que religiosamente checaban su tarjeta de entrada. La estafa funcionó tan bien que pudo haber durado más, pero el plan se vino abajo cuando Recursos Humanos quiso ofrecerle un ascenso a jefe de línea… y nadie lo encontraba.
Según el representante legal de la compañía, la jugada fue una estafa bien orquestada; la defensa, en cambio, asegura que todo se debió a un fallo en el sistema.
Lo cierto es que cuando fue descubierto, “el Rábano” se defendió con desparpajo:
“Yo no hice nada, a mí me aparecía un saldo cada semana y pues… ¿qué hacía yo? ¡Pues lo gastaba! Eso no es delito. Una de cal por las que van de arena. A todas las posadas fui y siempre me saqué regalo”, declaró entre risas.
La empresa interpuso demanda, pero hasta ahora no se ha identificado a los cómplices que lo ayudaban a checar tarjeta. Jesús Manuel salió libre de polvo y paja, aunque al final de la audiencia, muy serio, preguntó por su finiquito… a lo que su abogado le recomendó mejor “ni abrir la boca”. 🤦🏽♂️