Este 14 de septiembre se conmemora el Día del Charro, una tradición que va más allá del deporte nacional por excelencia, pues los charros forman parte de la reserva del Ejército Mexicano, de acuerdo con un decreto del expresidente Manuel Ávila Camacho.
Históricamente, los charros han participado como voluntarios en los principales conflictos armados del país: la Independencia, la Guerra de Reforma, las intervenciones francesa y estadounidense, la Revolución Mexicana y la Guerra Cristera. Por ello, desde 1942 desfilan el 16 de septiembre y el 20 de noviembre junto con las Fuerzas Armadas.
Al pertenecer al regimiento de caballería, el traje charro funge como uniforme militar, por lo que al realizar honores a la bandera o entonar el Himno Nacional, los charros no se quitan el sombrero, en estricto apego al protocolo castrense. Incluso, el propio Ejército ha señalado que el traje charro resulta más cómodo para la equitación que el uniforme militar.
El Reglamento de la Charrería, en su artículo 7, apartado 2, establece que durante los honores a la bandera “los charros tanto a pie como a caballo, portando el traje nacional, saludarán en posición de firmes, tocando el dorso de la mano y la palma hacia enfrente en el ala del sombrero”, de manera similar a lo que realizan los soldados.
Cabe recordar que durante la Segunda Guerra Mundial se creó un ejército de 100 mil charros para la defensa nacional ante una posible invasión nazi encabezada por Adolf Hitler.
Hoy, el charro y la charrería siguen siendo la estampa más representativa de México, una tradición que combina historia, patriotismo y orgullo nacional.